Nuevas tendencias de consumo: las redes colaborativas.
- jmcejaflores

- 31 oct
- 2 Min. de lectura
Avanza un nuevo tipo de consumismo, donde se mercantiliza la cultura, la comunicación y hasta la propia vida. Su finalidad es atrapar a las personas en redes por el más largo tiempo posible. El Internet es el instrumento que abre la puerta a un nuevo tipo de consumo mediante redes colaborativas, no vinculado a las leyes monetarias. El consumidor, al darse cuenta de las posibilidades del intercambio no mercantil, deja de ser un individuo pasivo para convertirse en un creador. Este tipo de redes de intercambio no han dejado de aumentar, tanto en número como en volumen de usuarios, desde hace unos años.
Una de las redes de intercambio más potentes es Couchsurfing.org, una web que pone en contacto personas que quieren ir de viaje con individuos dispuestos a aceptar viajeros en sus casas. Es, pues, una manera de viajar sin tener que pagar alojamiento. La reputación que ha adquirido cada persona en sus viajes es un elemento clave para establecer una relación de confianza bidireccional. Y es que la confianza, en redes de intercambio en especies, es un valor fundamental.
Otra manera de consumir productos colaborativamente, y que está en gran auge, es el de los trayectos compartidos. Una persona tiene que ir en coche a otra ciudad y decide colgar un anuncio en alguna página de internet especializada para intentar compartir el viaje y los gastos de éste con otras personas. El ahorro en gasolina y en producción de coches es evidente, aunque a algunas marcas fabricantes no les interese para nada este nuevo concepto de consumo.

También el concepto de “Car sharing” (auto compartido), como una revisión del antiguo concepto de “Rent a car” argumenta que el hecho de poseer un coche implica, muy a menudo, un uso desmesurado e innecesario del vehículo. Lo que se intenta conseguir es un parque de vehículos para compartir que evite la producción superflua de coches y una reducción de las emisiones de CO2, ya que el usuario sólo utiliza el coche cuando lo necesita.
Una de las webs de intercambio colaborativo que más me ha llamado la atención es Zopa.com, una página que funciona en el Reino Unido. Zopa es una plataforma que pone en contacto las personas que desean pedir dinero prestado con otras personas que lo prestan. Sin intermediarios ni utilización de los beneficios para llevar a cabo acciones que, desde algunos puntos de vista, se podrían considerar poco éticas.
Las iniciativas relacionadas con el consumo colaborativo son muy amplias y resulta evidente es que, a pesar de pasar inadvertido a nivel mediático, su proliferación está en auge. Las limitaciones económicas derivadas de las crisis económicas, así como el internet como herramienta de comunicación, están poniendo los cimientos para entender el consumo de otra manera.
Las redes colaborativas son una nueva forma de consumir basada en compartir en lugar de poseer. A través de plataformas digitales, las personas intercambian, alquilan o comparten bienes y servicios, creando comunidad y confianza. Es una tendencia más humana y consciente, donde el consumo se vuelve más solidario, sostenible y conectado con los demás.
Avanza un nuevo tipo de consumismo, donde se mercantiliza la cultura, la comunicación y hasta la propia vida. Su finalidad es atrapar a las personas en redes por el más largo tiempo posible.
En mi opinión, las redes colaborativas representan una de las transformaciones más importantes en la forma en que las personas consumen y se relacionan con la economía. Me parece muy interesante cómo esta tendencia rompe con el modelo tradicional de consumo, en el que solo se compra y se gasta dinero, para dar paso a una dinámica basada en el intercambio, la confianza y la cooperación entre personas. Gracias al internet, ahora es posible compartir recursos, servicios o conocimientos sin necesidad de intermediarios, lo que hace que el consumo sea más humano, sostenible y accesible. También pienso que este modelo tiene desafíos, especialmente en lo relacionado con la confianza y la seguridad entre los usuarios, así como en la necesidad…
Surge un nuevo tipo de consumo colaborativo, impulsado por Internet, donde las personas intercambian bienes y servicios sin dinero y se convierten en creadores activos. Ejemplos como Couchsurfing, el viaje compartido o el car sharing muestran cómo se fomenta el ahorro, la confianza y el cuidado ambiental. Plataformas como Zopa también permiten préstamos entre personas sin intermediarios. Este modelo crece por la crisis económica y el uso de redes digitales, transformando la forma tradicional de consumir.
El consumo colaborativo es una tendencia en auge que, aunque pase inadvertida para los medios, está sentando las bases para una nueva forma de entender el consumo, donde la colaboración, la confianza y el uso eficiente de recursos son prioritarios.